Nomadismo Digital en Chile: el nuevo estilo de vida Covid-19
Por Valeria Aravena
Directora Ejecutiva
Psicóloga & Coach
La fuerte época de cambios actuales, que nos demanda día a día la incorporación de nuevos hábitos, la adaptación a las transformaciones y al dinamismo cada vez más patente en nuestro entorno, ha abierto las puertas para la expansión a nivel nacional de una nueva tendencia: el nomadismo digital.
Ya desde hace un par de años esta modalidad se venía manifestando a escala global, consistiendo en la oportunidad para viajar por el mundo y teletrabajar en un 100%. Así, nómadas digitales podían elegir entre emplearse para una empresa de manera remota o freelance, administrando sus horarios de trabajo y recibiendo una remuneración basada en la entrega de resultados o el cumplimiento de metas, generalmente asociadas a la prestación de servicios profesionales. De esta forma, elegían el lugar del mundo en el que vivirían por un tiempo acotado y también sus períodos de viajes, modelando un estilo de vida en el cual es posible generar un equilibrio entre el nivel de ingresos y gastos, estructura que además se replica para muchas empresas en una lógica ganar – ganar. Por una parte, una organización que terceriza un servicio en otro país a un costo muy inferior -y ni hablar sobre las ventajas de contratar a un profesional que amplía su visión y perspectiva, inundándose de nuevas ideas en base al conocimiento que desarrolla a través del contacto intercultural y la vida en otros lugares del mundo- y por otra, un colaborador con la posibilidad de autogestionar su agenda, tomar decisiones y desplazarse libremente.
Si bien, hoy en día el nomadismo digital en el mundo sigue vigente, pero de alguna manera ha frenado su crecimiento exponencial ante el escenario Covid-19 y todas sus implicancias para los desplazamientos internacionales, por el contrario, en nuestro país se ha potenciado como un nuevo sistema laboral. Así, entre confinamientos prolongados y el desarrollo del teletrabajo, en el segmento profesional joven -incluso para el caso de matrimonios con hijos o hijas pequeñas- cada vez despierta más la atención la oportunidad para escapar de la urbanización en búsqueda de lugares más amplios, entornos rodeados de naturaleza, que permitan recrear una sensación de equilibrio y seguridad, donde la máxima preocupación es contar con una buena señal o conexión a internet. Quizás, inicialmente esta iniciativa surge como una manera de sostener la crisis en el tiempo, pero una vez reconocido el beneficio presente, ante la paradoja de la libertad física en el contexto de cuarentenas prolongadas e intermitentes a nivel país, se posiciona progresivamente, cobrando cada vez más fuerza.
Por tanto, mientras algunos escapan del calor y la ciudad, otros se alejan de la mera posibilidad de retornar al encierro total. Y si bien, esta tendencia aplica para profesionales independientes, prestadores de servicios y emprendedores o dueños de empresas pequeñas, cada día es más frecuente encontrarse también con teletrabajadores y teletrabajadoras sujetas a turnos presenciales rotativos, quienes aprovechan de desplazarse fuera la ciudad y continuar con el desempeño de sus funciones de manera digital, manteniéndose comunicadas tal cual estuvieran en sus casas, pero con una gran diferencia a la hora de terminar la jornada laboral, o disfrutar de un fin de semana en un entorno rural, natural o simplemente con menor densidad poblacional.
Ahora bien, esta modalidad exige un sistema de organización, planificación y autogestión más desarrollado a nivel individual -y por qué no familiar- así como también la capacidad para adaptarse a los cambios y compatibilizar la vida personal y laboral. No obstante, puede generar múltiples beneficios, pues a los nómadas centrales les permite aumentar sus niveles de calidad de vida e incluso poder adquisitivo, dependiendo del lugar que elijan para migrar.
En el caso de las empresas y los trabajadores presentes en el extremo sur del país también se abre una oportunidad, dado que, al replicar el modelo global, las compañías tanto multinacionales como nacionales centradas en disminuir sus costos, se enfocarán en contratar y adquirir servicios 100% ejecutables de manera virtual por personas o pequeñas empresas que estén fuera de la zona central o de los mercados laborales más caros de Chile, incluida nuestra zona sur.
¿Será el nomadismo digital una esperanza y el comienzo de una vía hacia la descentralización en nuestro país?
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